Recuerdo la primera vez que me enganché al pádel profesional.
Era una tarde cualquiera, hace ya varios años, y vi un partido entre unos jóvenes Juan Martín Díaz y Fernando Belasteguín contra Pablo Lima y Juani Mieres. No sabía mucho del circuito en ese entonces, pero la intensidad, la táctica y la calidad de esos jugadores me dejaron atrapado. Desde ahí, se convirtió en una rutina seguir cada torneo, analizar los rankings, estudiar las estadísticas de los jugadores…
Me fascinaba ver cómo los números contaban historias: las rachas de victorias, los errores no forzados, las trayectorias a lo largo de la temporada. Era una forma de revivir cada partido y de entender mejor lo que ocurría en la pista más allá de lo visible.
Hace unos meses, mientras buscaba un partido clásico de World Padel Tour, me topé con la desagradable sorpresa: los videos habían desaparecido. Pensé que era un error, un problema temporal, pero no. Como muchos otros, descubrí que Premier Padel había eliminado todo rastro de esa historia que nos hizo enamorarnos del pádel en la última década. Los puntos imposibles de Bela y Lima, las finales agónicas de Paquito y Lebrón, la magia de los jóvenes Galán, Tapia, Stupa... todo, borrado de un plumazo.
Muchos compañeros aficionados al pádel profesional habían experimentado la misma sensación. Incluso se iniciaron campañas en Change.org para conseguir deshacer ese movimiento. Por desgracia, todas fueron infructuosas. Podíamos entender que hubiera una competencia empresarial detrás, pero lo que no podíamos imaginar era que esa disputa llegase tan lejos.
En paralelo a eso, mi interés por los datos me llevó a desarrollar un juego fantasy para los aficionados al pádel. Quería que los seguidores del deporte pudieran involucrarse aún más, creando sus propios equipos, siguiendo el circuito profesional y compitiendo entre ellos. Lo que comenzó como una simple idea pronto se convirtió en un proyecto apasionante, con más y más personas interesadas en analizar cada punto y resultado.
El momento eureka llegó cuando me di cuenta de que ambas historias —los videos de los partidos que ahora habían desaparecido y los datos del juego fantasy— servían para lo mismo: preservar la historia del pádel. Si ya habíamos construido una plataforma para registrar el rendimiento de los jugadores en cada torneo, ¿por qué no convertirla también en la mayor base de datos de este deporte? Si la historia oficial estaba siendo borrada, nosotros podríamos escribirla de nuevo, juntos.
Desde entonces, tengo una nueva misión. No solo se trata de competir con tus amigos, sino de construir, entre todos, el archivo más completo del pádel profesional. Cada torneo, cada partido, cada estadística cuenta, y necesitamos la ayuda de toda la comunidad para llenar este vacío y asegurarnos de que la historia no se pierda nunca más.
Por eso, te pido tu ayuda. Si tienes resultados de torneos pasados, estadísticas de jugadores, clasificaciones o cualquier dato sobre el pádel profesional, compártelos. Cada fragmento de información es valioso para reconstruir la historia que quieren borrar. Necesitamos preservar los resultados antiguos, rankings de temporadas pasadas o detalles de partidos clave: todo suma. Juntos podemos hacer el archivo definitivo del pádel.
Porque el pádel es nuestro. Y nuestra historia no puede ser borrada.